No dejemos que nos devore la modernidad

No dejemos que el progreso y la industrialización nos haga clones, que no nos conviertan en números. Un producto artesano es la chispa, el toque especial que hace las cosas diferentes.
No dejemos que nos devore la modernidad, no dejemos que nos conviertan en números. En estos tiempos en que todo va muy rápido, en que impera la globalización y lo industrial, donde las máquinas cada vez están más presentes, se crean dos tendencias contrapuestas.
Por un lado el producto industrializado, que se produce en serie. Es un producto asequible. O debería serlo, los procesos mecánicos abaratan los costes, y eso nos permite tener productos a un precio accesible. Pero esto trae la amenaza de que todo este inundado de copias, de piezas idénticas por todas partes, de las mismas unidades repetidas una y otra vez. Es una tendencia que, llevada a un extremo, podría llevar a que finalmente todos nos convirtamos en clones unos de otros.
Y es aquí donde entran la otra tendencia, el contrapunto necesario. El toque humano. Es necesario que haya gente que aporte su punto de vista, una visión más creativa, más artística, y que creen productos diferentes. Que se disfruten por esa diferencia, por ese toque fresco que nos dan. Y eso es algo que las máquinas no pueden hacer. No pueden diseñar, no puede mejorar el producto por si mismas, no pueden idear ni expresar esmero en la creación. No pueden expresar amor.
La artesanía moderna, la artesanía del futuro, ha de llegar a donde no llegan las máquinas. Tenemos que poner en algo tangible el factor humano. Porque los artesanos sienten, y ese sentimiento se ve en el producto. Ese sentimiento va con el producto, es una parte de producto. Va dentro de la caja, va dentro de la bolsa, impregna las piezas, se siente en las manos pero solo se ve con el corazón. Ese es el enorme valor diferencial de la artesanía, que está hecha por personas, y pensando en personas. Puedes ver una definición externa de lo que es la labor artesanal aquí.
Para los procesos mecánicos bastan las máquinas. Para sentir somos necesarias las personas. Y nadie quiere sentirse un clon. Ni los consumidores, ni los pequeños productores.
Orgulloso de ser creador. Orgulloso de hacer algo por mi mismo, con mis propias manos, con mis propias ideas. Puedes ver algunas de mis piezas en la tienda.